Encuentro nacional de J.R.C
Buenos días a todos me llamo Francisco Rodríguez, los que habéis participado este verano de actividades de la diócesis quizás me recordéis de no haber ido a los campamentos parroquiales, o de no haber ido a la peregrinación, etc. Para mí este verano se presentaba difícil al no poder participar como tantas otras veces de estas actividades y poder recargar las pilas, por decirlo de alguna manera. A pesar de ello, la cercanía de los amigos me permitió participar un poco. Imaginaos pues mi alegría cuando una amiga nos avisa en Septiembre de un encuentro que va a tener lugar, el Encuentro Nacional de JRC (Jóvenes por el Reino de Cristo); yo apenas había oído nada sobre JRC, en qué consistía, qué tipo de encuentro era, si me interesaría… Más bien pensé que era una oportunidad de disfrutar de aquello que se me había negado este año. Así que con esta ilusión y ganas de disfrutar, pero con la mente abierta al no saber muy bien donde me estaba metiendo me presenté en el sitio del encuentro.
El encuentro se fundamentaba en seminarios, quizás la parte más atractiva; en ellos se trataron temas como la evangelización, las bienaventuranzas: que nos trataban de acercar a realidades actuales de la Iglesia, y con los que se nos motivaba a salir al exterior y evangelizar. Sin embargo el plato fuerte eran dos seminarios repartidos en dos sesiones: uno sobre la afectividad, y otro sobre la evangelización y las redes sociales. Yo escogí el primero, pues me reconozco muy ignorante en ese tema y me atraía bastante la idea de aprender: en general me encantó pues se hablaba de ciertos temas “tabú” sin rodeos y de forma sincera, nos vino muy bien para abrir la mente y generar debate. El sábado asistimos a un seminario de Bioética, quizás el que más me sorprendió, pues no buscaba razonamientos teológicos para defender posturas en contra del aborto, fecundación in vitro, etc. Sino que buscaba razonar a través de la lógica humana y sobre todo la razón empírica de la ciencia, me pareció tremendamente útil porque presentaba hechos de una manera fácil de comprender para todos, y la ponente fue muy convincente desde el momento en que nos animó a que no nos creyésemos todo lo que nos cuentan (ni siquiera su ponencia) sino a buscar y contrastar los hechos.
Los testimonios con los que se completaba esta parte fueron ambos muy emotivos: en el primero una persona que pertenecía al mundo de la fama y la televisión (donde parece extraño que se pueda dar una conversión) nos habló con un valor y entusiasmo que me sorprendieron gratamente. En el segundo se nos contó una emotiva historia sobre el sacrificio de una madre y un padre a través de los ojos de una hija. Espero no aburriros extendiéndome mucho, pero me parece muy importante recalcar la parte informativa del encuentro; muchas veces como joven cristiano me encuentro asediado con preguntas para las que no tengo respuesta y que generan dudas que debilitan mi Fe, me gusta formarme para entender mejor en qué creo.
Estos testimonios no se quedaban en una mera clase teórica, sino que después nos juntábamos en grupos en los que compartíamos puntos de vista y experiencias, que nos acercaban unos a otros y daban continuidad a lo que habíamos escuchado.
Todo esto no tendría sentido si no se hiciese a la luz de la oración que marcaba el ritmo del día, si bien a veces se echaba en falta algo más de tiempo en silencio.
En conclusión me siento muy agradecido por haber podido compartir esta experiencia en muy buena compañía, muy bien acogidos y animo a cualquiera que tenga curiosidad y ganas de formarse y crecer en la fe, a venir a estos encuentros. Un abrazo
Francisco Rodríguez