Alba Rodríguez
No estás solo, el Encuentro Europeo de Jóvenes sirve para recordártelo. Hemos vivido unos días muy intensos en los que la presencia del Señor en los jóvenes rebosaba por cada esquina de la ciudad, tanto en Avila, como en los días previos, nos hemos encontrado en un clima de trabajo, oración y diversión que no puede conseguirse en otros lugares, esto es porque Dios está en nosotros y no hemos tenido miedo de gritarlo.
En nuestro día a día, los estudios, actividades y rutinas, dejan a la oración, al encuentro con Dios en un segundo plano. Los amigos y la gente de nuestro alrededor no siempre propician un clima idóneo para hablar abiertamente de lo que significa ser cristiano, por eso, estos encuentros siempre consiguen llenarme de alguna manera u otra. A lo largo del curso, una serie de circunstancias me han hecho vivir mi fe sola, aislándome de los demás y refugiándome en silencio con miedo a compartir por falta de comprensión. Es verdad que esta situación me ha hecho crecer, reforzar mi fe, y poner al Señor en un primer plano donde antes parecía olvidado, pero aún así, aunque la fe es algo muy personal, es necesario vivirla en comunidad, este encuentro ha hecho posible esto, desde el minuto uno me ha proporcionado una sensación de compañía, de fuerza y apoyo que muy pocas situaciones consiguen darme, una sensación que te hace darte cuenta de que no estás solo, que hay muchas más personas que se mueven por lo mismo que tú, y esa razón es la que nos hace salir de casa, la que nos empuja a dejar a nuestros amigos una temporada, renunciar a unas vacaciones y nos invita a conocer a nuevas personas que piensan, y sienten del mismo modo que tú, esa razón, es Dios y se ha hecho presente en cada rinconcito de este encuentro.
Es verdad eso que tantas veces hemos oído, el Señor siempre está con nosotros, pero nuestro ajetreo diario no nos permite prestar la suficiente atención que este requiere. No se tú, pero yo, yo tengo dudas, muchas veces me pregunto dónde está Dios y que puedo hacer para verle, y muchas más me pregunto la eterna pregunta ¿Qué quiere Dios de mi?, este encuentro me ha servido un poco, no para aclarar todas mis dudas, sino para amansar las aguas, para plantearme preguntas, y saber responderlas un poco mejor, y con más calma, y es que Dios tiene un plan para cada uno, nosotros, solo tenemos que estar atentos, saber escuchar y dejar que el nos guie, como nos decía Santa Teresa de Jesús, ella fue fiel a Jesús aunque sus tiempos fueron duros, ahora nos toca a nosotros, aunque sea difícil debemos permanecer constantes, atentos y saber interpretar las señales que nos digan que quiere Dios de nosotros, ya que no va a aparecer por una llamada telefónica, tenemos que recargar nuestras pilas y estar dispuestos a lo que nos pida, aunque muchas veces no consigamos darnos cuenta, Él está ahí, y nos quiere a cada uno de nosotros, con nombres, con apellidos. Dejemos que nos busque, dejemos que nos encuentre.
Alba Rodríguez Gammara
