Testimonios ejercicios espirituales
Aquí os dejamos algunos de los testimonios de los ejercicios espirituales que organizó Pastoral Universitaria a comienzos de febrero.
Difícil resumir en unas líneas todo lo que nos ha pasado por el corazón estos días. Si tuviera que expresarlo con una palabra, esta sería AGRADECIMIENTO.
Agradecimiento al Señor por hacerme ver el cariño, la suavidad con la que ha ido guiando mis pasos. Incluso cuando yo volvía la mirada hacia otro lado.
Agradecimiento por haber podido sentir de nuevo su presencia, su cálido abrazo. Y su amor que trastoca el corazón.
Agradecimiento al Señor por ofrecerme su amistad y porque me ha dado paz, y porque poco a poco me va enseñando a orar.
Agradecimiento a los maravillosos compañeros con los que he compartido los Ejercicios, por su valor, su presencia y su testimonio. Y a nuestras geniales misioneras, que nos enseñan a tratar a Jesús de forma tan cercana.
En el corazón unas ganas tremendas de amar, de amar a lo bestia. Y la esperanza de que todo lo vivido estos días pueda dar el salto a la vida de cada día. GRACIAS.
Jorge
No creo en el silencio
Tres días en silencio! ¿Tres días sin hablar? No, ni de broma. “Eso solo lo aguanta la gente que tiene una vida de 10 y mucha paz, pero mi vida está muy desordenada”,” hay mucho lio ahí dentro”,”como me siente a escuchar, exploto” ¡Y qué verdad, cuanto nos cuesta el silencio! Y es que a veces; lo mas difícil no es callar verbalmente, no es el no poder articular palabra alguna durante 2 días…a veces lo mas difícil es callar al coco; ese que parece que siempre tiene la última palabra (y normalmente siempre girando a un punto que no te gusta nada).
No me digas como; Él lo preparo todo con mucho cariño y poco a poco me llevo de la mano y sin querer…allí estaba; sentada, con mi vida, con mis problemas, con mi coco dando vueltas pero con fe de escucharle en el silencio. Aunque si te digo la verdad ¡yo no he callado! Desde que entre en los ejercicios no sentí silencio, estuve en continuo diálogo con Dios…y realmente ahora, no creo que haya un solo silencio que Dios no aproveche para decirte lo mucho que te quiere, lo valioso que eres para Él y como te puede ayudar (sin hacer grandes cosas o grandes cambios) a desenmarañar ese lio que llevas contigo… Solo tienes que querer escuchar, sin miedo (y no a ti…a Él ¡Él te quiere feliz y sabe cómo sacarte de ahí! ¡Déjate!) Puede ser en el campo mientras escuchas los pájaros, en el bus, en la facultad o sentado en una silla en medio de un salón como estaba yo. “Dos no hablan si uno no quiere” pero cuando quieres…Ay cuando quieres.
Los ejercicios han sido más que una experiencia para mí, han sido un encuentro. Ha sido genial y estoy contentísima de haber podido participar en ellos…Dios quería hablar conmigo, igual que lo quiere hacer contigo día a día, igual que lo está haciendo ya.
¡Solo ponte a escuchar! Ya sabes en ese “silencio”.
Natalia Montero Gutiérrez
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Después de estos ejercicios se agolpan en mi cabeza deseos, palabras, sentimientos… vida. Me queda el ardiente deseo de poder seguir viviendo esta constante presencia de Dios en cada día de mi vida, las ganas de que el Espíritu sea quien guíe mis pasos, de llevar conmigo a Jesús en todas y cada una de mis acciones. Me ha emocionado la ternura y la suavidad con la que Dios es capaz de corregirte, de indicarte el buen camino a seguir; a la par que te da fuerza y la fortaleza con la que te anima a entregarte desde el corazón en cada momento. Estos ejercicios han sido un momento de darse cuenta y dar gracias por todo aquello que Dios hace silenciosamente por nosotros, un momento de dejar aterrizar los sueños de Dios sobre nuestro proyecto de vida y un momento para afirmarnos en nuestro seguimiento diario de forma concreta. Quiero dar las gracias a este pequeño grupo que nos hemos juntado para vivir los ejercicios y que tanto nos hemos aportado en estos días, gracias a las misioneras del Verbum Dei por habernos dado esta valiosa oportunidad y, sobretodo, gracias a Dios por ser tan grande.
Un joven que ha hecho ejercicios
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Tengo que decir que me siento una afortunada porque este fin de semana he vivido una experiencia verdaderamente increíble, guiada totalmente por Jesús en la que me ha dejado contemplarle, gustarle, disfrutar de su presencia y de su amor que me abrazaba sin límites expandiéndose infinitamente. He conocido con más fuerza a un amigo, a mi amigo Jesús, he sentido su mirada sobre mí, una mirada de amor profundo, una mirada sobre su hija, valiosa y elegida para caminar por este mundo aquí y ahora con toda su fuerza y sus capacidades porque Él me acompañará siempre. Salgo de estos ejercicios con una paz que nunca antes había sentido, con una seguridad completamente nueva, con una fuerza inmensa y con una gran confianza fortalecida e indudable en el amigo que no me abandonará nunca, que me ha salvado, que ha clamado mi nombre desde la cruz, que ha muerto por mí y que no abandonará mi casa pase lo que pase. Maria
