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Testimonios Convivencia Arévalo

UNOS JÓVENES QUE ACUDIERON A LA CONVIVENCIA RELATAN DE UNA FORMA BREVE COMO HAN VIVIDO ESTOS DOS DÍAS.

 

Fui a la convivencia porque nos comentaron que habría otra en febrero y después de ir a la de octubre, tenía muy claro que a esta iba a ir sí o sí. Sin duda, una vez más tengo que dar gracias y decir que ha merecido mucho la pena.


Es una suerte poder salir de la rutina, los horarios, agobio de exámenes.. Es algo que hay que aprovechar y más cuando me ayuda a mantener y hace crecer mi fe. En esta convivencia he podido olvidarme del día a día, de esa rutina que a veces tan atrapados nos tiene. Y así he podido estar con Dios y todos los jóvenes que creemos en Él.


Ha sido muy difícil no disfrutar a lo largo de estos dos días. He conocido a personas nuevas, he jugado, he cantado y me he reído mucho, pero no solo se queda ahí... Gracias a las gymkanas y catequesis he podido aprender más sobre la Biblia y darme cuenta de que Dios siempre nos habla por medio de ella, dando la fuerza que necesitamos en el día a día.


La vigilia y oración de la mañana fueron los momentos que considero más bonitos. Ese momento en el que junto con el resto de jóvenes se hace silencio para entrar en diálogo con Dios. Diálogo en el que esperamos su respuesta, esa respuesta que nos marque un camino en nuestra vida. En el encuentro interpersonal he tenido la suerte de enriquecerme con la fe de otras personas.


Si algo he aprendido en esta convivencia, entre otras muchas cosas, es que los creyentes tenemos que dar testimonio por medio de la felicidad: "se feliz y que ellos se pregunten por qué".

No tener miedo de contar la suerte que tenemos de creer en Él y confiar.


Ha sido una experiencia muy bonita y que ha merecido mucho la pena. Espero poder repetirla muchas más veces.


JUDIT TARDÓN - Joven del la pastoral juvenil de Valladolid

 

El fin de semana de 17-18 de febrero, un grupo de jóvenes y monitores, viajamos a un pueblo llamado Arévalo, que se encuentra en la provincia de Ávila, para pasar un fin de semana de convivencia.

La gente que se encontraba allí estaba por diversos motivos pero había a uno claro que nos unía a todos; creer en Dios.


Me pareció una experiencia increíble e inolvidable, pues a parte de aprender nuevas cosas sobre la Biblia y el cristianismo, me hice muchos amigos y conocí a gente nueva.


Las actividades estaban sobre todo dirigidas hacia los jóvenes, pero estaban muy bien orientadas para poder divertirnos a la vez que aprendíamos cosas nuevas. Hicimos diversas gymkanas, scape room, juegos…

Joven da la pastoral juvenil de Valladolid

 

El tema de la convivencia era la Biblia, un tema que a mí me gusta especialmente, y que mas cristianos deberían utilizar a modo de vía para rezar. Admito que el cristianismo no es la religión del libro: como el Islam, con el Corán; y el judaísmo. Pero la Biblia nos muestra el modo de vida de Jesús, como ejemplo de vida que deberíamos seguir todos los cristianos.


No hay que tomar, lo que dice la Biblia al pie de la letra, como hacen los protestantes, sino que, como dijeron Natalia y María en la formación: “Debemos mirar el contexto histórico y actualizar lo que dice en nuestras vidas.”Este intento de dar a conocer la Biblia y enseñar un modo rezar con ella me ha gustado, por que el método de contemplación (utilizar un pasaje de la Biblia para rezar) no es muy conocido y menos entre los jóvenes y este es uno de los más interactivos, por eso uno de los que más ayudarían, según mi parecer, a los jóvenes a rezar.

La convivencia, a mi me ha gustado, por que ha sido una ocasión de conocer a más jóvenes cristianos y de debatir y compartir ideas sobre temas que nos “inquietan”.


De esta convivencia me llevo una muy buena experiencia, la idea de hacer un proyecto para ayudar a los demás me agradó, y sobre todo porque es un momento de acercar, con la realización de los proyectos, la iglesia a los jóvenes no creyentes, y hacer ver que esta Iglesia no solo está formada por ancianos y niños de comunión, sino que hay jóvenes cristianos que quieren darle vida a esta Iglesia, jóvenes que quieren seguir a Jesús e imitarlo como buenos cristianos.


ENRIQUE ABREU - Seminarista de la diócesis de Valladolid

 

Los días 16 y 17 de febrero hemos tenido un encuentro en Arévalo, en el cual hemos participado muchos jóvenes de la diócesis de Valladolid.


Yo esperaba una convivencia normal, como de costumbre, pero en estos días me he podido dar cuenta de que cada una es distinta e inolvidable. Me esperaba una acogida más frívola en la que no cabía la amistad, pero todo sucedió al revés: una gran acogida, nuevas amistades, etc.


Estas convivencias también sirven, en algunos casos, para ayudarnos en nuestro discernimiento vocacional, para elegir con mucha libertad el matrimonio, el sacerdocio… Siempre buscando lo que Dios quiere en nuestra vida. Estos son momentos que se te quedan grabados en la memoria, momentos que no olvidas, momentos siempre novedosos, que te ayudan a crear amistades y a conocerte mejor a ti mismo.


Estas experiencias son necesarias para aprender quién es uno mismo, para profundizar en tu relación con Dios y con los hermanos y, en definitiva, para ayudarte a ser una persona completa, a formarte como persona en todos los sentidos.


NICOLAE DOBRICAN - Seminarista de la diócesis de Valladolid

 

“Gracias”.

Esta palabra resume estos dos días que algunos jóvenes de Valladolid hemos pasado juntos. Gracias Jesús por haberme dejado compartir una experiencia llena de ti con personas maravillosas. Gracias por haber estado presente en cada una de ellas, en su alegría, su entrega por los demás, en la eucaristía, en el pan y sobre todo en las ganas que todos llevábamos de pasar esos días contigo, descansando en ti, palpándote en cada momento y viviendo contigo. Gracias porque me has regalado un tiempo para compartir con los demás, para hablar contigo, para reponer fuerzas en ti, un tiempo para dar un empujoncito al día a día, un tiempo de amistad y de ayuda. Gracias por los juegos, por la alegría de los más pequeños, la atención de los mayores, el amor sembrado entre todos como si fuéramos familia, por la música para glorificarte y, sobre todo, gracias por tu PRESENCIA Jesús, tú haces que todo esfuerzo valga la pena, que cada semilla plantada de fruto, sin ti nada de esto hubiera sido posible.


¡Gracias JESÚS!


Me dirijo ahora a todos vosotros, y os agradezco a cada uno la maravilla que sembráis con vuestra personalidad, cada una única y valiosísima para Jesús. Juntos formamos una gran familia unida en ÉL, una familia llena de amor, llena de SU amor. Me asombro de la grandeza de Dios al darnos a cada uno dones tan diferentes y tan maravillosos que al unirlos todos conseguimos brillar todos juntos, llenos de amor y felicidad. Ahora os animo jóvenes a continuar caminando con Jesús, que esta experiencia os llene de fuerzas en el día a día, ¡porque la vida con Jesús es una auténtica pasada!


MARÍA FREIRE - Joven de la pastoral juvenil de Valladolid



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